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miércoles, 22 de noviembre de 2017

Avance Capítulo 22

Hola tod@s!!!.

Lo primero de todo pido disculpas por haber estado ausente tanto pero tengo unas razones poderosas, que por cierto, os van a encantar. Como adelanto, os cuento que este será el último avance de capítulo de esta novela y en próximos posts os iré desvelando nuevas sorpresas.
Ahora os dejo disfrutando con este nuevo y último avance.

Ya era noche cerrada, pero eso no les impidió ver el color verde césped del hotel.
—Muy colorido –apuntó Dorian, enarcando una ceja.

Cansados, y cada uno con su dolor particular, subieron al ascensor al segundo piso, donde el recepcionista les había alojado.
En el dormitorio, los besos de Dorian se quedaron a medio camino por los ronquidos de Jodie.
Dorian se levantó sin hacer ruido, caminando descalzo por el suelo. Encendió la luz del baño, y haciéndose una visera con la mano, entrecerró los ojos.
Al acercarse al inodoro, una luz verde en la tapa se encendió. Si lo hubiera sabido antes, no habría encendido la luz.
Hacía más de diez horas que no echaba una meada en condiciones, ¿y, por qué hacerlo de pie, cuándo tienes un váter con lucecillas de colores? Aquello le recordó al vestido que llevaba Jodie en su primera cena juntos. Su primer beso bajo la luz de la luna, su primera noche de sexo, de increíble sexo.
Cuando acabó, un chorro de agua caliente le roció el trasero. ¿Ahora se suponía que debía secarse con papel? Tiró del rollo de papel y al girar el eje sonó una grabación que duraría seis segundos, y decía: “Hazlo rápido y con cuidado. Te dejaré bien limpio”. Definitivamente no le gustaba. Necesitaba una ducha.
Abrió el grifo, retirando la mano rápidamente, y la ducha se iluminó de color rojo intenso.
—Joder, ya estamos otra vez con las lucecitas. ¿Dónde coño están las instrucciones?
Se metió sin pensar, ahogando un grito de dolor cuando el agua le quemó la piel.
—Vale, el rojo debe significar que quema –dijo sin aliento.
Buscó con la mirada algún bote de gel o champú. Encontró un jabón de dos colores. En la parte de color negro, ponía arse, “culo”, y en la parte de color blanco ponía face, “cara”. Lo dejó caer con asco.
—¡Mecagoen…!
Salió intentando no resbalar con el jabón culo-cara, y cogió una toalla rosa fucsia.
—Lo que me faltaba…
Ya seco y oliendo a…no se sabía qué, se metió entre las mantas, abrazándose al cuerpo de Jodie.

Lucía estaba tumbada. La cama era cómoda y blanda, y hasta tenía una manta.
La ventana cerrada, carradas las persianas y cortinas. La luz estaba apagada. El interruptor no funcionaba, ya lo había probado. Estaba sumida en una completa oscuridad. La oscuridad nunca le había importado, y ahora temblaba como un cachorrillo herido con cada ruido de pasos.
La situación en realidad no era tan mala. Rezaba para que todo se acabase pronto y no enterarse del último golpe.
Cuando sus ojos empezaban a abandonarse al sueño, volvía a sonar esa maldita canción, que ya había traducido en su mente catorce veces. La estaba volviendo loca.
Quería buscar bajo su cama los monstruos de los que hablaba la canción, pero estaba a oscuras. Siempre a oscuras.
Sabía que los monstruos estaban ahí fuera, pero pronto entrarían, y como decía la canción, se la comerían viva.
No la dejaba dormir, ni comer, y se había orinado encima tres veces. ¿Así moriría? ¿Cuánto tiempo duraría cuerda? Otra vez la canción.
El sol aún no había salido, pero la poca claridad fue suficiente para inquietar a Jodie. Ella seguía en la cama, mientras su hija estaba a menos de un kilómetro, esperándola.
Se quedo mirando al techo, intentando ordenar sus ideas. No podía esperar más. Necesitaba saber si Georgia estaba bien.
Se vistió en la oscuridad sin saber si los calcetines que había cogido a ciegas de la maleta, eran suyos o de Dorian, o si incluso eran del mismo color.
Se quedó quieta, en silencio, con la respiración entrecortada. ¿Qué debía hacer? No sabía cómo funcionaba, o si sabría utilizarla, pero, ¡qué demonios!, seguro que en un momento de necesidad, no fallaría.
Cogió el arma de su padre, y se lo acopló entre la cinturilla del pantalón y el hueso de su cadera.
Miró a Dorian, mientras su pecho subía y bajaba con su suave respirar, y se marcho.
Caminó concentrada en cómo abordaría la situación, en qué les diría si los encontraba.
Finalmente se adentró en el bosque.

Dorian se despertó desubicado.
Miró el lado de la cama donde Jodie había dormido junto a él. Estaba vacía.
Miró en el baño. Igual de vacío.
La maleta estaba abierta y desordenada. ¿Había salido sola?
De repente se puso a temblar de rabia y de miedo.
Se puso de rodillas en el suelo y buscó el arma con la mano.
“Menos mal”. Pensó, respirando de nuevo. La caja estaba ahí. La abrió por simple curiosidad. Su cuerpo volvió a inundarse de terror y sus músculos se tensaron. Tiró la caja al suelo, soltando improperios.
—¡Joder! –gritó.
Salió abrochándose el botón del pantalón y llamó sin miramientos a la puerta de Jesús y Julián.
Cinco minutos después, tres hombres corrían en dirección al bosque.

Jodie oyó unos gritos a lo lejos. Sacó el arma y apuntó en todas direcciones, y en ninguna en concreto.
El pulso le temblaba, y sin soltar el arma, se secó con una mano el sudor de la frente.
Pensó en volver por donde había venido, pero estaba tan cerca…lo presentía.
La voz pedía socorro. Rogaba.
Jodie caminaba hacia la voz, mientras las ramas del suelo crujían bajo sus pies.
Los siguientes gritos hicieron que a Jodie se le cayera el arma. Sin dejar de vigilar sus espaldas, la buscó a tientas entre las hojas del suelo.
No muy lejos, distinguió tres cabezas. Una de ellas sobresalía más que las otras dos.
Se agachó y se quedó oculta tras unos árboles.
Pudo ver una cuarta persona, arrodillada en el suelo, con las manos atadas a la espalda.
Una mano le agarró del pelo y la arrastró por el suelo hasta que sus ojos quedaron frente a frente a…
Jodie gritó y arañó los brazos de su agresor, el cual chilló y golpeó a Jodie en la cara, haciéndola sangrar por la boca.
Estaba de rodillas, al lado de la mujer maniatada. Al principio le costó reconocerla por el ojo hinchado y la nariz rota.
Su cuerpo empezó a temblar de miedo y rabia, y escupió la sangre acumulada en su boca.
—¿Qué le habéis hecho?
—Se ha resistido.
Jodie sacó el arma y apuntó sin saber hacia dónde, pero ellos levantaron las manos. ¿Rendición? No, no podía ser. Ellos no se rendirían tan fácilmente.
Oyó la voz de su madre en su cabeza. “Solo hay una bala. Úsala bien”.
No se dio cuenta que alguien se acercaba a sus espaldas con la culata de una escopeta lista para atacar.
Oyó algo crujir en su cabeza cuando cayó al suelo, pero fue inevitable que su dedo apretase el gatillo, llevando el sonido de la muerte en el aire.

Como siempre, con muy buen sabor de boca, aquí me despido hasta el próximo día!!!.
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domingo, 3 de septiembre de 2017

De Vuelta de las Vacaciones



Hola amigos.

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Ya de vuelta de las vacaciones, vuelvo a estar al pie del cañón, con muchas fuerzas, y con muchas ganas de haceros partícipes de todas las novedades que han ido surgiendo en este periodo estival.


Para empezar os cuento, que en junio Yaiza del canal de youtube Pergamino Infinito subió un nuevo vídeo con un book haul de los libros que habían llegado nuevos a sus estanterías. En este vídeo presenta mi novela El Bebé de Oro, el cual le hice llegar con una dedicatoria, y un precioso marca páginas personalizado, creado por mí.
Cara 1 del marcapáginas
Cara 2 del marcapáginas











 


Estoy deseando que pronto suba el vídeo de la reseña.


En julio, tuve el placer de conocer personalmente a Paola, otra magnífica booktuber del canal de youtube “Bicheando Libros”. Nuestro encuentro fue algo especial para mí, ya que me puse en contacto con ella vía email, y entre ambas decidimos tomar un café juntas.
Nuestro primer encuentro, Inolvidable!!!
Más tarde, Paola, subió un book haul de los últimos libros que llegan para aumentar su colección, y entre ellos se encuentra el mío. Y como siempre os dejo el enlace. → BOOK HAUL JULIO (TODO TIPO DE LIBROS) || Bicheando Libros

Una semanita más tarde, mi novela volvió a aparecer, en youtube, en el wrap up de la mano de Paola, con una maravillosa reseña. ¡¡¡No os la podéis perder!!!. Como sabéis, yo siempre comparto mis enlaces → WRAP UP JULIO 2017 VARIADO || Bicheando Libros

Ahora que ya estamos en septiembre, Paola tiene pensado subir un vídeo sobre escritores nóveles. ¿Adivináis quién aparece en él?. ¡¡¡ Sííííííí, una de ellas soy yo !!!


Si queréis ver más fotos y seguirme en otras redes, podéis hacerlo en:
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Para terminar (redoble de tambores) ¡¡¡ La segunda parte de mi novela El Bebé de Oro está terminada!!!

Como podéis ver el verano me ha dado mucho de sí.

Me encantaría que me dejaseis vuestros comentarios sobre el nuevo título que os gustaría que llevase. Adelantaros que habrá sorpresas !!!

Así que os lanzo la pregunta... ¿¿¿ Queréis más avances de la nueva novela ??? Pues dejad vuestra respuesta en los comentarios en este post, y os concederé el deseo.


Con todas estas novedades, me despido una vez más, hasta el próximo post. 

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lunes, 29 de mayo de 2017

Avance Capítulo 8.



Hola a todos.

Aquí va un nuevo avance. Así que sacad las palomitas, ¡¡¡ y a disfrutar!!!.

Avance  capítulo 8.

Sintió un peso sobre su cuerpo. Unas manos acariciaban sus pechos, una lengua juguetona, abriéndose paso a través de sus labios. Ante sus ojos vio un mar embravecido mirándola, observándola.
Abrió los ojos desconcertada, mirando a la cama donde dormía, y que por lo visto, a excepción de ella, estaba vacía. Mordió la almohada con frustración, maldiciendo a Dorian.

En la cafetería, se acercó al buffet, cogió un zumo de naranja natural, acompañado por un pan tostado, jamón ibérico, aceite y sal.
Jodie sintió como los pelillos de la nuca se le erizaban, como sí alguien la estuviera traspasando con la mirada. Se dio la vuelta y su nariz chocó contra la de Dorian, que por su postura inclinada hacia delante, dejó claro que había estado oliendo su perfume. Jodie se asustó y echó un paso atrás. 
¡Dorian! 
Buenos días, Jodie. 
¡Dios, me has asustado! – dijo, poniéndose una mano sobre el pecho. 
No era mi intención. 
¿Qué hacías tan cerca de mí? 
Quería darte los buenos días. 
Vale, pues ya lo has hecho. – contestó tajante, mirándole con los ojos entrecerrados, mientras caminaba con el desayuno entre las manos hacia una mesa. 
¿Sueles despertarte de mal humor? 
¿Por qué? – preguntó sentándose frente a una mesa. 
Me gustaría saber con qué clase de mujer me voy a despertar mañana. – se sentó a su lado, apoyando el mentón sobre la palma de la mano, mirando los labios de Jodie. — Sé que no me defraudarás. – se levantó de la silla, la besó el dorso de la mano sensualmente, sin quitar la mirada de sus ojos. — Hasta la noche. 
Sí, eso, hasta la noche. – contestó costosamente. 
Mientras Dorian se marchaba, Jodie se abanicaba con la mano, resoplando de excitación.

Dorian la esperaba a los pies de la escalera, Y, ¿sí otra vez le había dejado colgado? Entonces subiría hasta su habitación, se la cargaría sobre los hombros y se la llevaría por la fuerza. Pero eso no sería necesario.
Jodie bajó tímida y elegante, con el pelo recogido en un bonito moño y maquillada con purpurina en la punta de las pestañas.
Los zapatos eran negros, con unos diez centímetros de tacón, cerrados con una fina brida de diamantes alrededor de sus delgados tobillos.
El vestido a simple vista parecía normal, de un largo que a Dorian le gustaba, ya que sí ella se agachaba, podía conocer mejor a Jodie  por debajo de su ropa. Estaba hecho de hilos, o más bien parecía deshilachado, pero en ese mismo momento, el vestido de Jodie se iluminó, literalmente.
Dorian le ofreció su mano y ella la aceptó cuando llegó al final de la escalera. 
Brillas como las estrellas. ¿Por qué se enciende tu vestido? 
¿Te gusta? – sonrió. 
Da luz a tu cara, la cual  siempre suele estar enfadada, pero hoy estás hermosa. 
Es la última moda. – bajó la cabeza avergonzada — Está hecho con hilos fotoluminiscentes y tecnología de seguimiento ocular, que se activa con las miradas de los espectadores. 
¿Por eso ha brillado? 
Sí, porque tú me has mirado. 
No te preocupes, no seré el único. – hizo una mueca — Conozco los vestidos que cambian de color, pero no conocía los que llevan bombillas incorporadas. – ella rió. — En serio, estás preciosa. 
Tú tampoco estás mal. – sonrió. 
Dorian le abrió la puerta del copiloto a Jodie. Rodeó el coche y se sentó frente al volante, mirándola, pensativo. 
Iba a llevarte a la ruta’l quesu y la sidra, como ya sabes, pero por lo visto no sabes dónde te encuentras – ella le miró arqueando las cejas, sin comprender — Esto es Asturias. Todo campo. Pensé que al oír la palabra ruta, sabrías que habría que caminar. – ella abrió la boca, pero él no la dejó hablar. — Por tu atuendo, y esos diez centímetros que has crecido desde que te vi hace unas cuantas horas, no creo que aguantes esta excursión, así que como segunda opción, te voy a llevar al restaurante “La Ciudadela".
Jodie se miró los zapatos y chasqueó la lengua.
Dorian encendió el coche con el pulgar.
No podía quitar los ojos de las piernas bronceadas de Jodie, y a sus pies, parecía llevar un bulto de tela. 
¿Qué es eso qué llevas ahí? – dirigió la mirada al bulto. 
¡Ah! Es tú chaquetón. Pensé que tenía que llevarlo encima por sí esta noche tuviera que devolvértelo. – le miró de reojo. 
Creo que me va a gustar cómo y dónde acabará nuestra cita de hoy. 

Al entrar al restaurante, un hombre bien vestido, engominado y con una servilleta en el brazo, los guió hasta un reservado, donde había tres mesas separadas y dispuestas con dos sillas cada una, metidas en un hueco parecido a una cueva. 
¿Te gusta el sitio? 
Sí, aunque con menos luz de lo que había imaginado. 
No te preocupes por eso, tú iluminas el resto. – ella sonrió ruborizada. — Me refiero a tu vestido. – rió con fuerza. 
No te gusta, ¿verdad? – parecía triste. 
Me gusta cualquier cosa que te pongas, sólo era una broma. ¿Por qué te importa tanto si me gusta o no? 
Porque quiero gustarte. – contestó sin rodeos. 
Llegó el camarero, cortando la conversación. 
¿Ya saben lo qué va a tomar? 
¿Confías en mí? – preguntó Dorian a Jodie. Ella dijo que sí con la cabeza, mirándole con ojos brillantes. — Queremos una tabla de quesos de Afuega´l Pitu, Cabrales y la Peral. De marisco nos va poner, una Andarica, un Bugre, una Ñocla, una Parrocha, Pixín y Tiñosu. Y de carnes, Cachopo y Pitu de Caleya. – respondió, leyendo la carta. 
¿Alguna otra cosa de beber? 
No, el vino de la casa está bien. Gracias. 
Le devolvieron las cartas y el camarero se marchó con la comanda.

Durante la cena, Jodie iluminaba la cueva, no sólo por su vestido, si no con su sonrisa. Se sentía feliz, dichosa, y el hormigueo que recorría su estómago, le gustaba.
Jodie le habló de su divorcio, de lo extraño que le pareció que Jesús la dejara por Julián, de las ganas de reír, llorar, o estrangularlo que había tenido en esos momentos, de su risa histérica, de los gritos que vinieron después, y por último, de sus llantos abrazada a la almohada. Aún, cada día al despertar, se levantaba mirando a su lado de la cama esperando verle ahí, a su lado, abrazado a ella, pero en seguida volvía Julián a su cabeza.
El camarero llegó de nuevo para recoger los platos. 
¿Van a tomar algo de postre? 
Sí, traíganos un Carbayón y una Casadielles, una copa de licor de sidra dulce y una copa de crema de arroz con leche. – el hombre afirmó con la cabeza. — Y si es tan amable, ¿podría llevárnoslo a la terracita de atrás? – preguntó Dorian. 
Por su puesto, señor. – se marchó. 
Tienes buen gusto. – admitió Jodie. 
Lo sé, me gustas tú. – ella rió bajito. — Venga, sígueme, salgamos a la terraza. 
¿No hará mucho frío? 
Ponte mi chaquetón. – entrelazó sus dedos a los de ella — Cierra los ojos. – ella arrugó la nariz — Hazme caso. – se puso el chaquetón, cerró los ojos, y se dejó guiar por él. Pronto sintió el frescor de la noche. — Ya puedes abrirlos. – Jodie hizo lo que él le decía, y vio una enorme bola blanca y brillante ante sus ojos, tan cerca de ella, que parecía que pudiera tocarla. — Te he alquilado la luna. 
Jodie se dio la vuelta con lágrimas en los ojos, rozando con sus labios los labios de Dorian.


¿Os gustaría saber qué pasa entre Jodie y Dorian? Cuando salga mi novela a la venta, os estará esperando.
¡Hasta el siguiente post, seguidores!